Publicado: 2016-08-05 01:05 / Visitas: 706

                                                                  Manuel Avila

No quedan dudas que Nueva Esparta es una tierra de poesía, de imágenes y de una conexión con lo mágico por la belleza de sus paisajes y la exquisitez de su gastronomía, amén de un espacio de gente buena empeñada en trascender al mundo sin hacer ningún esfuerzo. Pero es que no entiende la gente que para dar esos saltos cuánticos hay que ver la distancia que se debe saltar para no caer al vacío. En la política Nueva Esparta ha formado una serie de mitos que perduran hace 40 años de manera inalterable y sin cambiar siquiera la forma de hablar. Y que conste que no solo es en la política sino en todos los campos del saber, la cultura, la religión, la botánica y hasta en el deporte.

Margarita tierra de mitos sería el nombre ideal para un estudio metódico de la verdad de nuestros personajes, pues formar cúpulas cerradas es fácil en una sociedad atrapada en sus liderazgos eternizados. Por eso es fácil ver personajes que duran más de 40 años en el poder, alcaldes por herencia, concejales de toda la vida, jefes civiles Ño Pernaletianos, jefes de fundos, de partidos políticos, de bandas musicales y hasta de jefes de consejos comunales y asociaciones de vecinos. No es nada anormal ver a los mismos personajes por siglos en la misma posición y esa es una mala práctica que deja mal parados a los eternos personajes de la ficción regional.

Los mismos tipos ocupan espacios por siglos y los imperios se consolidan entre grupos familiares que se creen dueños y señores de ceremonias religiosas, de festividades patronales y al margariteño parece gustarle estar toda la vida al frente de una actividad. Pareciera que la figura del relevo no existe en muchas comunidades y hay ejemplos bien claros en la historia regional donde hasta los fabricantes de diversiones se convierten en mitos de estos pueblos.

No en balde a un profesor que lo nombraban profesor guía de una sección se creía dueño y señor de esa parcela, o de un representante que fue elegido como Presidente de una Comunidad Estudiantil y quería quedar toda la vida y por supuesto gobernadores, alcaldes, concejales y diputados que vienen repitiéndose en el tiempo como si el mundo no diera vueltas cada día.

En el plano de la política cuando revisamos los espacios a cargos de elección popular encontramos los mismos nombres de toda la vida, pues pareciera que el tiempo se congeló para siempre. De esa forma los dirigentes juveniles de las organizaciones políticas que se olviden de aspiración alguna porque ningún chance tienen ante la presencia eterna de los mismos mitos del pasado. Pareciera que los políticos no midieran los saltos del tiempo al no apreciar que las elecciones indefinidas no existen en este país y cuando a la gente le llega la hora de subir el Páramo eso es definitivo y no vale mito alguno  que impida subir la cuesta.

En esta tierra de mitos se generaron modelos obsoletos que nada dejan de provechoso al estado, ya que por centurias son los mismos tipos con los mismos sombreros y cachimbas los que pretenden mantenerse en el poder de cualquier banda musical y la idea es no ceder espacios a los cambios de rumbo de las organizaciones. Aquí hay que cambiar la actitud y evitar que los cacicazgos se perpetúen en el poder para toda la vida para dar la razón a los mitos del pasado.